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¿Por qué sentimos miedo? Sinergología® 

 

¿Por qué sentimos miedo? La palabra miedo hace referencia a una de las emociones denominadas universales por Paul Ekman y primarias por Philippe Turchet, el fundador de la Sinergología®. Esta palabra nos intimida en sí misma y nos cuesta incluso aceptar que haya situaciones que nos provocan esta emoción. Buscamos eufemismos, diminutivos e incluso metáforas para referirnos a esas sensaciones que experimentamos cuando nos sentimos de alguna manera amenazados.

 

 

¿Qué es el miedo?

El desencadenante universal de la emoción del miedo es precisamente la amenaza de daño, sea real o no.

Desde nuestra  infancia nos han repetido que tenemos que ser valientes, que no debemos temer a esto o a aquello y no está bien visto reconocer que tenemos miedo.

La sensación que tenemos en el estómago ante una situación nueva, ante un reto o la posibilidad de perder algo material o inmaterial, son simplemente manifestaciones más o menos intensas del miedo. El pánico sería su expresión máxima y de hecho solemos denominar a los episodios en los que aparece como “ataques de pánico”, refiriéndonos a ellos como algo súbito, repentino y no habitual.

Todas las emociones tienen una misión o función principal y de ahí su origen primitivo. Tienen una razón de ser, incluso el miedo. La principal función del miedo es evitar o reducir el daño y, por esa razón, hace que nos quedemos paralizados o nos apartemos para evitar la posible agresión.

Cuando se trata de una amenaza de tipo psicológico como puede ser la anticipación de una situación comprometida o de un momento crítico, podemos experimentar bloqueo cognitivo y sentirnos incapaces de reaccionar o de encontrar soluciones. Por otro lado, determinadas personas en estos casos activan un mecanismo de evitación o procrastinación para no tener que enfrentarse a determinados temas y para ello van posponiendo el momento de afrontarlos, tratando de hacerlos desaparecer virtualmente de su cabeza como si no existiesen en realidad.

 

 

 

¿Cómo se refleja el miedo en el cuerpo?

 

El reflejo físico del miedo en el rostro se detecta fundamentalmente en la zona de los ojos y la boca. Los ojos se van a abrir más de lo normal, dejando visible mayor cantidad de la esclera, es decir,  la parte blanca. Las cejas se elevarán y juntarán formando, en algunos casos, una especie de onditas  que provienen de la parte central de la frente. Los labios se afinarán y se estirarán hacia los lados, dando el efecto de que la boca se estira hacia atrás.

Como en todos los casos, la Sinergología® va a ir siempre más allá del análisis del rostro. En el resto del cuerpo vamos a detectar hipertonía muscular y puede darse tanto a nivel egocentrado (hacia el interior de uno mismo) como exocentrado (hacia los demás), dándose en este caso el mayor grado de proximidad con la ira, en cuyo caso se podría responder ante el estímulo que está provocando la emoción incluso con una reacción agresiva (para parar la amenaza sentida).

Todo el cuerpo experimenta la emoción. En el caso del miedo, a la tonicidad de los músculos y  la contracción de los mismos, se une a una sensación de frío e incluso un cambio en el tono de la voz debido a la extensión de este efecto a la musculatura de la garganta.

Como todos sabemos, existen personas que disfrutan sintiendo miedo en  lo que denominamos situaciones controladas como pueden ser películas, túneles del terror o fiestas como Halloween, así como otras en situaciones no controladas como los deportes extremos.  No está todavía claro a qué se debe este efecto aunque autores como P. Ekman hipotizan que su origen esté en la sensación de alivio que experimentan posteriormente.

En definitiva, una emoción cuya misión es defendernos y con la que debemos ser prudentes a la hora de realizar análisis especialmente los faciales. Es frecuente que esta emoción aparezca de manera compuesta con otra u otras al mismo tiempo y que incluso se oculte bajo otra para disimularla, lo que en Sinergología® denominamos “emoción travestida”.

 

 

¿Cómo podemos  superar el miedo?

 

Por último, el punto más importante en lo referente a esta emoción en el mundo laboral. Para conseguir superar el miedo en los entornos en los que preferiríamos no sentirlo, requerimos de entrenamiento emocional y del aumento de nuestro propio conocimiento sobre el funcionamiento de las emociones. Una de las situaciones más frecuentes de experimentación de la emoción del miedo en la empresa es la de la comunicación en público. La mayor parte de las personas siente miedo en mayor o menor medida al intervenir en reuniones de departamento y bloqueos en las presentaciones ante audiencias más numerosas.

Aprender a afrontar la emoción  a la par que prepararnos técnicamente nos permite ir desarrollando estas habilidades comunicacionales y reduciendo la sensación de amenaza externa.

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